El Escuchar da la Sanidad

Los Básicos Celulares

por Joel Comiskey

2017

Cuando alguien comparte en la célula acerca de sus luchas, dolores, o dudas lo mejor que se puede hacer, es escuchar. Cuando alguien enfrenta una crisis, no es momento para decir, “Solo necesita confiar en el Señor. No sabe que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que Él llamó de acuerdo con su propósito?” Este consejo, siendo 100 por ciento correcto, en realidad causa más daño que bien a una persona lastimada y afligida. Antes de estar listo para escuchar consejo, primero la persona debe saber que los Hermanos le ayudaran a llevar la carga. Esta persona tiene el anhelo de ser escuchada y no recibir una respuesta rápida o un pasaje de la escritura usado con frecuencia. En el amor y en el escuchar de manera activa es donde toma lugar la sanidad. Dios es el Sanador por excelencia, y su deseo es que sus hijos escuchen a otros. El escuchar es muy poderoso; hace maravillas al lograr que las personas se sientan bienvenidas, especiales y amadas. Cuando alguno comparte una necesidad grande, debemos permitir que Dios se manifieste y que trabaje en una manera muy especial. Guarda calma. Se prudente ante Dios, y permite que Jesús ministre la necesidad de la persona.

Después de que se ha compartido el problema, tiene que haber un momento de comprensión. Conforme los miembros de la célula se familiarizan con la persona, el consejo divino surgirá: “Joan, yo me identifico con los miedos y dudas que te causa el cáncer que padece tu amigo. Cuando mi hermano tuvo cáncer en el cerebro, yo también sentí esos miedos. Luche por días, preguntándome porque Dios permitía que esta enfermedad atacara a mi familia. Pero luego Dios me mostró…” Las escamas de las heridas pasadas se desprenderán, y la nueva criatura en Cristo aparecerá a medida de que la célula ministre a través de la escucha empática.

Es esta compresión compartida, la que es tan importante: no solo una persona escucha, sino que toda la célula está involucrada. Cuando realmente se escucha a una persona, la gracia y el amor fluyen y bendicen a todas las personas involucradas.

Los líderes deben aconsejar a la célula a que escuchen, en lugar de apresurarse a dar respuestas rápidas y sencillas. Asimismo, el líder también debe demostrar con sus propias acciones, lo que quiere que hagan los demás. Las personas no necesariamente seguirán las palabras pero si seguirán las acciones. Preparar una comunidad de sanación puede tomar tiempo, pero la espera vale la pena. La sanidad a través del escuchar es la herramienta de Dios más poderosa para curar a un mundo perdido y herido.

Escuchar abre las puertas a animar: los líderes de las células pueden alcanzar la sanidad al ajustar su oído incluso para las más mínimas razones para agradecer. Si hay tan solo un indicio de excelencia, un gran líder lo notará y lo reconocerá. El enemigo nos acusa con mentiras con las cuales busca desanimarnos. El puede susurrar al oído un miembro de la célula, Nadie te respeta. No conoces la biblia lo suficiente. No te atreverías a hacer ese comentario. El líder de la célula es el agente de Dios para ofrecer palabras de ánimo que bendecirán a la persona abundantemente y la ayudará a expresarse. El escuchar y el animar son esenciales para que la sanidad se lleve a cabo.